DEFINE TUS OBJETIVOS.
El deportista debe tener sus objetivos claramente definidos al emprender su camino en el mundo del deporte o la actividad física. Como en cualquier otro ámbito de nuestra vida, el deporte debe tener una lugar definido en nuestra rutina diaria.
El ejercicio puede practicarse a cualquier hora del día, el tiempo que le dediquemos estará condicionado por nuestro trabajo, obligaciones familiares y tiempo libre; la intensidad de la práctica va a depender de nuestros objetivos finales - si queremos mantenernos en forma, competir como aficionado, recuperarnos de un problema de salud, etc.
Si nuestro fin es la competición, debemos asumir que no puede compararse la preparación que conlleva una carrera de montaña de larga distancia (ultra) que la de una carrera corta, ni una travesía a nado es comparable con una carrera de MTB o un IRONMAN. Ni la exigencia, ni el equipamiento, ni el desembolso económico son iguales en ninguno de estos casos.
Cualquier práctica deportiva, tenga carácter profesional o aficionado, conlleva una planificación previa si queremos tener éxito.
“LA
CLAVE PARA INICIAR ALGO ES DEJAR DE HABLAR Y PONERSE A HACER”
(WALT
DISNEY)
Toda planificación engloba diversos aspectos: los entrenamientos previos, la alimentación, el equipamiento, la preparación de un viaje deportivo o para competir. Todos y cada uno de estos aspectos son relevantes.
De nada te serviría entrenar duramente durante meses si, por un descuido, usas unas zapatillas que te hacen daño, o ingieres algún alimento antes de la carrera que te sienta mal. Está claro que no somos infalibles, que pueden pasar muchas cosas por mucho que nos cuidemos, pero debemos ser muy cuidadosos con los detalles.
Recuerda "entrenar" tu equipamiento y tu alimentación antes de cualquier competición.
En artículos anteriores ya he destacado los beneficios personales y sociales que genera la práctica del ejercicio físico. Hablemos de la planificación de nuestra vida en torno a la actividad deportiva.
Habitualmente, a menos que seas millonario, disponemos de una cantidad de recursos más o menos limitada y unas prioridades familiares o personales que condicionan nuestro presupuesto. Por esta razón, debemos optimizar los recursos en actividades deportivas atendiendo a las necesidades básicas primero y, posteriormente, en función de nuestras motivaciones y situación económica, dedicar el resto de recursos a lo que cada uno considere más oportuno.
Planificar nuestras competiciones, saber elegir el material deportivo acorde a nuestras exigencias y presupuesto, contratar viajes, planificar comidas, etc, conlleva unos gastos. Esto dependerá de las elecciones que hagamos; para unos primará la comodidad, otros preferirán adaptarse a un entorno menos cómodo; algunos decidirán participar en muchas competiciones, otros, solo en aquellas que consideran importantes o, simplemente, que les resultan más atractivas.
Recuerda "entrenar" tu equipamiento y tu alimentación antes de cualquier competición.
Pero no sólo hablamos de aspectos objetivos, también hay que tener en cuenta el grado de motivación que cada competición genera en el participante, la experiencia que vive, la ilusión que le aporta, el viaje asociado, y toda una serie de variables que clasifican finalmente determinada competición en cara, barata o inasumible.
El equipamiento.
Este es un aspecto extremadamente importante, pero también controvertido, pues dependerá de muchos factores: económicos, nivel de exigencia, preferencias, etc. Bicicletas, zapatillas, mochilas, ropa, linterna, bastones, chaque, y una larga lista de toda clase de cachivaches y productos con que la industria deportiva nos bombardea para que sucumbamos a las promesas de un rendimiento superior, mayor comodidad o cualquier otro argumento de venta.
Fácilmente podemos caer en la dinámica consumista si no somos cautos... ¡El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra!
Teniendo en cuenta cómo está el mercado y que en muchas ocasiones la publicidad puede ser engañosa, las tiendas pueden no ser objetivas (lo he vivido en mis carnes). Lo mejor es dejarte asesorar por tu entrenador o sufrir la famosa ley de "ensayo-error", que conlleva un gasto extra de dinero. Por eso creo que lo ideal es escuchar a la persona que mejor te conoce deportivamente hablando, tu entrenador.
Está claro que nuestra dieta incrementará el gasto económico. La dieta de un deportista tiene unas características especiales; seguramente buscaremos alimentos de cercanía, de buena calidad y que sean lo más sanos posible (ecológicos); esto hará que suba nuestro gasto mensual de la compra; pero también es cierto que, a la larga, lo ganaremos en salud.
Otro aspecto a valorar y que, en ocasiones dejamos de lado, es la necesidad de contar con buenos profesionales de la salud, como por ejemplo un fisioterapeuta acreditado, un nutricionista, un podólogo y, por supuesto, un instructor deportivo para que nos asesore tras un estudio de nuestras capacidades físicas y objetivos.
Si uno de tus objetivos implica un viaje para competir, debes asumir que habrá un desembolso económico asociado. La preparación de un viaje conlleva tiempo, calma y dinero. Por mi experiencia, siempre recomiendo hacerlo con bastante tiempo de antelación, esto te permitirá encontrar mejores ofertas de vuelos, alojamiento, alquiler de vehículos, etc.
En definitiva, la definición de tus objetivos en la práctica deportiva determinará tu trayectoria y los resultados que obtengas gracias a esta.