UTMB-CCC. 2022. Mi participación en imágenes

UTMB-CCC. 2022. 

Mi participación en imágenes.
  

Ha pasado una semana, la resaca de UTMB® Mont-Blanc ya es menor. Han sido unos días muy intensos, llenos de experiencias increíbles. Al principio cuesta digerir tanta información, pero a medida que pasan los días, las vivencias van tomando forma de recuerdos. Podrá gustarnos más o menos el negocio que se mueve alrededor de esta carrera, pero indudablemente, todo el mundo quiere participar en ella.  

 Resumen de lo que ha sido esta edición de la CCC, dentro del evento del Ultra Trail du Mont Blanc 2022 (UTMB). 

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"Por fin llegó  el momento". La carrera de trail running más deseada para mí. Era mi segunda participación en la CCC, donde se pasaría  por  Italia (Courmayeur), Francia y Suiza.  Un trazado de 101 kilómetros con  6.000 metros de desnivel positivo, una carrera  que 2.112 corredores tendríamos que completar en 26 horas y media como máximo.

Su rapidísimo recorrido, con salida en la capital del Valle de Aosta (Italia), desde donde enlaza por el Tour del Mont-Blanc hasta Chamonix, pasa por lugares tan emblemáticos como el refugio Bertone, el gran Col de Ferret, o Trient. En esta distancia aún se mantiene el trazado tradicional, que desciende desde el Col de Balme hasta la localidad francesa de Vallorcine.

Agradezco el apoyo de amigos y familiares desde la distancia, siempre dándome ánimos. Sacrificar su tiempo libre para vivir las locuras de otra persona no tiene precio; sus mensajes de whatsApp durante toda la noche  me dieron un extra de fuerzas. 

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Mi carrera la planifiqué dividiéndola en dos partes: hasta y después de Champex Lac.  Aprovechando que allí se había situado una base de vida y era justo antes de empezar las tres últimas subidas, quería valorar y repasar mis sensaciones mientras me cambiaba y comía.   Veía corredores que me habían adelantado previamente ahora con las caras desencajadas; sin embargo, yo estaba entero, y eso me motivaba.  No sentía frío, me alimenté según lo planeado, me cambié de camiseta y, en solo 11 minutos, ya estaba preparado para la segunda parte de la carrera.

Salgo de Champex eufórico, aún era de día; todavía quedaban 2 horas para que anocheciera. Este tramo lo divido mentalmente en tres partes, que coinciden con las tres subidas pendientes.

Voy subiendo el Col de La Giete, llueve muy suavemente. Hay "cadáveres" de corredores a los que voy adelantando; se me hace eterna la subida, es larga. Cuando llego a la cima y comienzo a bajar ya ha anochecido y voy en dirección a Trient. La bajada es criminal, veo gente a la que le cuesta correr, pero yo sigo con fuerzas para seguir trotando, aunque bajo con prudencia porque no quiero lesionarme la rodilla.

En Trient ya es de noche. Me encanta llegar a los avituallamientos y ver gente animando. 

No necesité cambio de camiseta ni ponerme chaqueta, en ese avituallamiento tampoco me detuve mucho, no tengo frío- la noche está fresca, pero no tanto como se preveía-.

Me siento muy animado, pero empieza una pendiente malísima , no sé por qué, pero se me hizo muy cortita, una pena no conocer los nombres de las zonas por donde pasaba, pero esta subida me resultó más fácil que la primera. 

La bajada a Vallorcine es muy dura, me ha costado más correr, pero los últimos kilómetros de pista me ayudan y, con mucha cautela, bajo para evitar sobrecargar mi rodilla izquierda, fue una suerte poder seguir trotando a estas alturas de la carrera. 

En Vallorcine me esperaba Ana, la mujer de un amigo que competía en la misma distancia; me comenta que mis amigos Pedro y David iban de maravilla. ¡Qué bien me vino ver una cara conocida, toda una inyección de moral!

Después de unos minutos de charla, hay que seguir. Sospechaba que la última subida no sería fácil, la meta está cerca, solo quedan 19 kilómetros, había mirado mi tiempo y pensé que era un "tiempazo" para mi nivel. Los pies duelen, las piernas están cansadas, pero no he sufrido ningún calambre ni nada parecido, he ido comiendo y bebiendo muy bien durante toda la carrera, solo me faltaba coronar la última subida.

¡Allá vamos!

Llego al Col de Montets por una subida muy fácil y cómoda, según decían, pero que a mí particularmente me resultó estresante. Empieza entonces la subida cuyo perfil me había "empollado". ¡Venga,  que es la última!, me decía. Se me hizo dura, pero empecé a bajar como pude, ya apenas podía correr. Es lo que tiene no conocer el terreno , que desconocía lo que tenía por delante.

De repente el camino vuelve a subir, y a subir, y un llanito, y a subir. 

Sigo, no queda otra, y a subir... y de repente aparece una pista de esquí desde donde puedo ver las lucecitas de los frontales de los corredores que van delante. Intuyo que este será el último avituallamiento.

Un "rato" más tarde llego a La Flegere, donde confirmo que es, por fin, ¡el último avituallamiento!

Esta vez me decía a mí mismo que todo se puede conseguir, que con trabajo y esfuerzo los sueños se hacen realidad . "Sí, se puede" me repetía una vez más, de reojo veía cómo me entraban en el móvil los mensajes de ánimo y al verlos, alguna lagrimita se me escapaba. Lo había conseguido.

Lo más bonito de estos retos es poder vivir estas cosas, saber realmente quién eres y las metas a las que quieres llegar. Hoy ha sido la de Chamonix, y aquí estoy, en la meta.