La motivación para correr es la chispa que enciende nuestra pasión por la montaña; es la fuerza para salir cuando llueve a cántaros, cuando el calor derrite hasta el asfalto, cuando llegas a casa reventado del trabajo y tu fuerza de voluntad puede más que tus ganas de abrazar al sofá.
La perseverancia es una de las mayores cualidades del ser humano; en el deporte, sin perseverancia y trabajo duro, no se alcanzan las metas.
¿Cómo mantenemos la motivación cuando tienes todo en contra?
Imagina que te lesionas o estás pasando una época de trabajo muy duro y sin tiempo para nada; no puedes hacer lo que más te gusta, lo que te relaja y hace que tu estrés se disipe.
Yo creo que vale la pena cambiar esos hábitos de negatividad que a veces minan nuestra voluntad. Podemos darle la vuelta y ver esos momentos de "no puedo" como oportunidades para el cambio, para ser más eficientes, para aprender de los errores y recargar pilas.
A lo mejor no es necesario estar siempre al máximo, o no exigirnos tanto a costa de nuestra propia salud.
-Me cuesta muchísimo adaptarme a los cambios; sí, es verdad, pero la vida es cambio constante.
-No puedo hacerlo; te equivocas. Hazlo, o al menos, esfuérzate para intentarlo.
Busca una meta y apóyate en las personas adecuadas.
Ahora está de moda el término "personas vitamina", busca las tuyas.
Quizás tu persona vitamina eres tú mismo.
Nada se consigue gratis, todo lo que vale la pena cuesta, y no hay mejor momento para "encender" tu motivación que ahora.
Todos los que amamos la montaña lo hemos vivido, hemos tenido momentos de tocar el cielo y también otros de casi tocar fondo, pero ¿vale la pena tanto sacrificio?
Mi respuesta es: Sí, vale la pena siempre.