COMPETIR O ENTRENAR: ESA ES LA CUESTIÓN.

17.02.2023

¿Por qué entreno?, ¿para qué?. Estas preguntas aparentemente obvias, en realidad no lo son. Cada persona tiene sus metas en la vida y lucha con mayor o menor dedicación para lograrlas, en el deporte ocurre igual.

Creo que todos, en algún momento de nuestras vidas, nos hemos preguntado: ¿Es esto lo que quiero?, ¿vale la pena el sacrificio?,¿estoy dándolo todo para cumplir mi sueño o podría dar más de mí?

Aunque parezca un tópico, hacernos estas preguntas es sano. Pocas cosas hay que nos fortalezcan más como personas que conocerse uno mismo y saber cuáles son tus metas.

En el mundo deportivo existe una gran diversidad de personas, cada una con sus objetivos deportivos: unos entrenan para estar en forma, otros para ayudar a su cuerpo en la lucha contra alguna enfermedad o para evitar sufrirlas, muchos para probarse a sí mismos y otros para competir por ser mejores en lo suyo.

Y lo bueno de este mundo es que todos tenemos cabida, hay deporte para todos.

Para quien no sienta pasión por el deporte, el simple hecho de imaginar que alguien se atreva a participar en una competición de larga distancia supone una verdadera locura, pero por algo será que tantísimos corredores se inscriben en cada edición.

En mi opinión, la clave está en tener muy claros tus propósitos, conocer con la suficiente antelación qué persigues, qué quieres lograr, dónde te ves en unos meses; esta es la única manera que conozco de prepararse adecuadamente. Tus entrenamientos deben tener un fin establecido, de lo contrario, te arriesgas a no prepararte adecuadamente, y puedes ponérselo muy difícil a tu entrenador.

Confía siempre en él/ella, que sabrá poner el foco en las rutinas y estrategias que necesitas para lograr ese fin; pero eres tú y solo tú quien debe visualizarlo.

Lógicamente, no es lo mismo entrenar para competir una, dos, tres o más veces por temporada; ni la exigencia en tus entrenos será la misma ni tampoco tu nivel de implicación.

A. empezó a entrenar conmigo hace 5 años, desde entonces no falla, cumple con los "deberes" marcados, conoce perfectamente su objetivo y lo persigue, quiere mantenerse en forma y pasarlo bien. No le importa demasiado si en la competición de Trail de 80 km. para la que está preparando queda el 18 o el 80 de la clasificación, para él lo importante no es competir, ni estar más o menos en forma que el otro, a A. lo que le motiva es la montaña, correrla, quedar con sus compañeros de entreno el domingo y después tomar un café todos juntos e irse a casa a disfrutar del domingo en familia.

En cambio B., con tan solo un año de entrenamiento, ya tiene claro que quiere competir, tiene hambre de medallas, se sacrifica en su día a día para compaginar su trabajo con los entrenos, lo pelea, hace todo el esfuerzo posible por mejorar sus marcas, ya piensa en una distancia mayor que la anterior.

Esa es la grandeza del deporte, que hay cancha para todos. No todos somos competitivos, no todos pensamos ni sentimos igual el deporte (gracias al universo por eso). Lo importante es conocerse a uno mismo y saber por qué y para qué entrenamos.

Opino que todo debe abordarse de forma moderada, nada es bueno en exceso, o eso dicen. Tengamos en cuenta que cualquier competición, por pequeña que parezca, implica una programación escrupulosamente estudiada para tus parámetros de salud: peso, estado de forma, cansancio acumulado, etc. 

Nuestro cuerpo no es de hierro; nuestra mente tampoco.

Un exceso de competiciones no programadas con el suficiente esmero lleva necesariamente a sufrir consecuencias negativas para nuestra salud: bajo rendimiento por exceso de fatiga muscular, mayor probabilidad de sufrir lesiones, falta de recuperación suficiente de nuestros órganos, entre otras.

No me canso de repetirlo: Escucha a tu cuerpo, conócete.

La experiencia de competir no se puede comparar con ninguna otra, conlleva un "sufrimiento que engancha", pero sí o sí te tienes que preparar.

Te invaden sensaciones de emoción, sobre todo si has experimentado una progresión positiva en tu preparación previa; no voy a negar que a veces se pasa mal, se exige uno mucho, pero si tu pasión permanece intacta, lo vas a gozar desde el momento en que te pongas el dorsal.

Si te sirven de algo mis consejos, considero que hay que "entrenar para mejorar", no para ir a peor.Me explico: la programación de "tu" temporada debería contemplar, con una antelación razonable, unos objetivos alcanzables, realistas y con los que obtengas lo mejor de ti, con los que tu organismo no reciba más estrés del que ya enfrentamos cada día y que a veces inunda nuestra vida laboral, familiar, social.

Cuando tienes un marco bien definido en cuanto a entrenamientos y competiciones es mucho más fácil mantener la motivación.Si te "pasas", lo más probable es que agotes las pilas, dejes de disfrutar y termines tirando la toalla; eso si tienes suerte y no te provocas una lesión.

Pero si aún así lo que te da la vida es participar en carreras, dosifícate.

Competir siempre exige ajustes en nuestros entrenos preparatorios, en nuestra dieta, la suplementación, ajustes incluso laborales y familiares. Si competimos "a lo bestia" vamos a conseguir que nuestro organismo esté permanentemente en recuperación, y eso no es sano.

Debemos aceptar que la temporada de entreno lleva una estructuración determinada para ti; tu entrenador tendrá una visión global de tu calendario, tu forma física, tu progreso o ausencia de él,tus ajustes y desajustes temporales por diversas circunstancias, "tus circunstancias".

Desde mi experiencia desaconsejo firmemente la "sobrecarga" de competiciones en el planning de tu temporada; principalmente porque, como dije antes, todo en exceso es contraproducente.

¿Te ha surgido de repente una carrera que no habías contemplado en tu planificación?, ¿quieres darte algo de vida? Negócialo con tu entrenador, él/ella sabrá reajustar tu calendario para convertir esa competición en un entrenamiento productivo, te dará las pautas de cómo correrla, incluso le puede servir como test para evaluar tu forma.

Pero por lo que más quieras, no hagas locuras; la seguridad y la salud deben estar por encima de todo lo demás.

Intenta siempre que tus competiciones te "sumen".